Hace poco recibí mi carnet de socio del ADGFAD, esto me hizo plantearme algunas preguntas y reflexionar sobre ello. ¿Este carnet me hace ser profesional del diseño? ¿Solo por tener esto me puedo considerar diseñador? ¿me hace mejor?

Entre todas estas preguntas me acordé de una escena mítica de Supersalidos (2007), el personaje de Fogell consigue un carnet falso de Hawaii para poder comprar alcohol, donde se ha puesto un solo nombre, McLovin y que tiene 25 años.

Hoy, muchos se presentan como diseñadores igual que Fogell con su carnet falso, con confianza pero sin criterio. En la era de las herramientas automáticas, las IA “creativas” y los tutoriales de 30 segundos, cualquiera puede abrir Canva, tocar un par de botones y decir “ya soy diseñador”. El problema no es usar herramientas accesibles o IA que tanto nos ayuda con ciertas tareas, corregir textos, generar imágenes...

El problema es no tener criterio, una base, ni visual ni conceptual. Diseñar no es decorar, no es poner cosas porque "me gustan", no es elegir una tipografía bonita ni pegar cuatro logos en un fondo de color. Diseñar es construir sentido, es pensar, analizar, conectar. Y eso no se aprende en una tarde ni lo hace ninguna IA de forma automática.

Hay "carnets falsos" por todas partes, diseños vacíos, marcas sin alma, sin coherencia. Y muchos clientes que no saben distinguir entre un McLovin del diseño y un profesional que lleva años aprendiendo a hacer bien las cosas.

Por eso he creado la "Hawaii Designer License", para reírnos un poco, sí, pero también para lanzar un mensaje claro y es que no todo el que se cuelga el título es diseñador, el criterio no se descarga ni se le pide a una IA, se entrena y el buen diseño no es solo forma, es fondo, función y dirección.

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